La historia de una lengua puede concebirse como la combinacio Ì n de su historia interna y su historia externa.
La historia interna comprende todo lo lingu Ì Ìıstico, como los cam- bios fonolo Ìgicos, gramaticales y le Ìxicos. Algunas de las preguntas que atan Ìen a la historia interna son: ¿Que Ì modificaciones ha ha- bido a trave Ìs de los siglos en el inventario de sonidos de la lengua ¿Que Ì estructuras gramaticales se han perdido y que Ì otras han sur- gido para sustituirlas ¿Cua Ìles han sido las fuentes ma Ìs importantes de palabras nuevas ¿Hasta que Ì punto han ca Ìıdo otras palabras en desuso
La historia externa, que es la historia del pueblo o pueblos que hablan la lengua, comprende todo lo que no sea espec Ìıficamente lingu Ì Ìıstico. Por descontado, los aspectos de la historia externa en que nos enfocamos al tratar la historia de una lengua son los acon- tecimientos que puedan haber afectado de manera ma Ì s significativa el curso de la lengua. As Ìı surgen preguntas como e Ìstas: ¿Que Ì pue- blos hablaron la lengua originariamente ¿Que Ì otros pueblos adop- taron la lengua y bajo que Ì circunstancias ¿Cua Ìles han sido las prin- cipales invasiones, migraciones y otros eventos que han contribuido a la distribucio Ì n geogra Ì fica y demogra Ì fica actual de la lengua ¿Que Ì movimientos culturales han influido en el desarrollo de la lengua
Lo ideal ser Ìıa encontrar correspondencias inequ Ìıvocas entre es- tas dos perspectivas la interna y la externa pero en la pra Ì ctica las
conclusiones a que se puede llegar en este sentido suelen ser bastante hipote Ìticas. Si bien es incuestionable que movimientos culturales como el Renacimiento y la revolucio Ì n tecnolo Ì gica del siglo XX traje- ron consigo la aceptacio Ì n de grandes caudales de neologismos en el primer caso de procedencia mayormente italiana y en el segundo, inglesa en general resulta dif Ìıcil encontrar correspondencias entre las dos corrientes histo Ì ricas, por ejemplo, entre el ritmo del cambio fonolo Ìgico y per Ìıodos de paz o de guerra, o entre ciertos cambios gramaticales y las migraciones de pueblos.1
La lengua cuya historia se cuenta en este libro es el espan Ìol. Se trata de una lengua desarrollada a partir del lat Ìın que las fuerzas in- vasoras romanas llevan a la Pen Ìınsula Ibe Ìrica, donde se establece como lengua mayoritaria antes del comienzo de la era cristiana. Con la desintegracio Ìn del Imperio Romano, esta comunidad lingu Ì Ìıstica sufre una serie de invasiones fora Ì neas que llevan a su lengua al borde de la extincio Ì n, pero para finales del medievo la lengua ya ha reco- brado su antigua preeminencia, y con el descubrimiento de Ame Ì rica por Cristo Ì bal Colo Ì n en 1492, se extiende al Nuevo Mundo. Hoy el espan Ì ol es lengua oficial en unos veintiu Ì n pa Ìıses, con un total de ma Ì s de 325 millones de hablantes en todo el mundo.
Como sen Ìala el t Ìıtulo de nuestra obra, nos proponemos contar esta historia de forma breve. Dicha brevedad responde a varias con- sideraciones. Primero, esperamos que la moderacio Ìn de nuestra presentacio Ìn atraiga al numeroso pu Ìblico que, si bien se interesa por la lengua y su historia, se siente intimidado por las obras tradi- cionales sobre el tema, como las 690 pa Ìginas de la Historia de la len- gua espan Ìola de Rafael Lapesa. Segundo, hemos querido producir una obra adecuada a las condiciones y necesidades de un curso uni- versitario de un semestre de duracio Ì n. Con ello pretendemos llenar un vac Ìıo que los especialistas en el campo hemos percibido durante muchos an Ìos. Finalmente, en la seleccio Ìn de materias y temas para esta Breve historia, hemos tratado de favorecer los puntos de mayor relevancia e intere Ì s, contestando las preguntas que tradicionalmente
intrigan y dejan perplejos a los hablantes de la lengua, tales como: ¿A que Ì desarrollo histo Ìrico se debe la zeta espan Ìola (la interdental [θ], sonido similar al de la th del ingl. thin), y por que Ì no se da en otras va- riedades de la lengua ¿Por que Ì se dice el agua pero las aguas ¿Por que Ì se dice se lo mand Ìe en vez de **le lo mand Ìe ¿Por que Ì dicen algunos hablantes le veo cuando otros dicen lo veo ¿Co Ì mo difieren entre s Ìı las principales variedades de la lengua, y a que Ì se deben estas diferen- cias En otras palabras, la obra es breve, no porque hayamos omitido aspectos relevantes de la historia del espan Ìol (que no es el caso), sino porque nos hemos concentrado en los aspectos que a nuestro juicio son ma Ìs interesantes. Con esta estrategia hemos querido evitar el error en que caen muchos de los libros de este tipo, el de abrumar a los neo Ì fitos con un sinf Ìın de detalles y explicaciones te Ì cnicas poco adecuados a una obra introductoria. Nuestra meta es despertar el intere Ìs por esta materia en nuestros lectores y ofrecerles los funda- mentos para que en un futuro puedan profundizar en ella.
Al mismo tiempo, los lectores se dara Ìn cuenta de que, a pe- sar de ser introductorio y breve, nuestro libro no carece de rigor acade Ìmico.Encuantoalnivelcient Ìıficodelapresentacio Ìn,notamos que sobre todo el nu Ì cleo lingu Ì Ìıstico formado por los cap Ìıtulos 5, 6, y 7 en los que se presentan los principales cambios mediante los cuales el lat Ìın hablado se convierte primero en castellano medieval y finalmente en espan Ìol moderno supone un conocimiento de los conceptos ba Ìsicos de la lingu Ì Ìıstica. Para atenuar esta dificultad, hemos complementado el texto de varias maneras, an Ìadiendo notas explicativas, un glosario de te Ìrminos lingu Ì Ìısticos, un ape Ìndice en que se presentan los conceptos ba Ìsicos de la fone Ìtica espan Ìola y un Ìındice general. Aun as Ìı, sospechamos que se beneficiara Ìn ma Ìs de la obra los lectores que ya conozcan los fundamentos de la lingu Ì Ìıstica general y espan Ìola.
En cuanto a la seleccio Ì n de temas, nuestro libro se destaca por la diversidad de su contenido. Entre los temas aqu Ìı abordados que en trabajos afines se suelen omitir, se cuentan la naturaleza del cambio lingu Ì Ìıstico, la familia lingu Ì Ìıstica indoeuropea, los principios ba Ì sicos de la etimolog Ìıa y la historia de la lengua fuera de la Pen Ìınsula Ibe Ì- rica. Tambie Ìn es notable el equilibrio entre temas de historia interna y externa, y la relevancia que se le otorga a la evolucio Ìn sinta Ìctica,
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aspecto al que tradicionalmente se concede poca importancia en obras de este ge Ìnero.
Huelga decir que no es e Ìsta una obra de investigacio Ìn sino de compilacio Ìn y divulgacio Ìn. Hemos querido producir una s Ìıntesis clara y precisa que fuera asequible tanto a los estudiantes del espan Ìol como a las muchas personas que aman la lengua y quieren conocerla mejor. En este sentido reconozco la inmensa deuda que tengo con los muchos estudiosos que han contribuido a nuestro entendimiento de la historia del espan Ìol, cuyos nombres aparecen en las notas y en la lista de obras citadas de este libro. Es un placer, adema Ìs, hacer cons- tar mi gratitud a diversas personas que me ayudaron directamente en la preparacio Ì n de este libro. Aqu Ìı cabe destacar a Linda Halvor- son, editora en la University of Chicago Press, quien me animo Ì a idear y luego a llevar a cabo el proyecto. Sin su intere Ìs, apoyo y paciencia es dudoso que la obra hubiera llegado a su te Ìrmino. Agra- dezco asimismo a los siguientes colegas, profesores de lingu Ì Ìıstica espan Ìola, que tuvieran la bondad de leer el manuscrito en su totali- dad y de hacer comentarios y sugerencias: John Lipski (Pennsylvania State University), Diana Ranson (University of Georgia), Joel Rini (University of Virginia), Armin Schwegler (University of California, Irvine), Kenneth Wireback (Miami University) y Ray Harris (Uni- versity of Wisconsin). Tambie Ìn soy deudor de Jane Dom Ìınguez, de la seccio Ìn de Noticias y Publicaciones del College of Liberal Arts and Sciences de la Universidad de Florida, por su magn Ìıfico trabajo con los mapas que acompan Ìan al texto. Finalmente, quiero expre- sar mi reconocimiento a mi amigo y colega Juan Go Ì mez Canseco, quien acepto Ì el reto de corregir el estilo del manuscrito original. A cada uno de estos colaboradores le corresponde una buena parte del me Ìrito que pueda tener la obra. Al mismo tiempo, asumo toda la responsabilidad por las imperfecciones que no se hayan podido eliminar de ella.