La Gran Revolución -Una Lucha Por Un Paso y La [...]

Hace tiempo tuve un sueño,
él mismo, que hoy pienso
y del que creí que fui dueño
hasta que el sueño se convirtió en dueño.
El dueño de mis deseos,
el dueño de mis tiempos,
el dueño de mi cerebro;
el dueño, del que creyó ser el dueño.
Creí ser el dueño de eso que pareció
ser de lo bueno; lo mejor.
En el centro estaba yo,
en el centro de todo eso,
de eso de lo que yo deseaba ser el dueño.
Soñé que tenía eso,
soñé que tenía aquello,
soñé que había logrado;
lo que pocos habían soñado,
soñé que había logrado
en lo que siempre fui un fracaso.
Me esforcé por pensar,
me esforcé por planear
me esforcé por desarrollar,
él sueño, que quería lograr.
Pero no logré que el sueño fuera real.
Y no lo logré
porque me dediqué a planear
y al ver que podía ser verdad
me olvidé de desarrollar
y comencé a pensar
en cómo, podía ser verdad.
Comencé a pensar
en cómo, sería después de ser verdad.
Comencé a pensar
en cómo, sería tener eso de verdad.
Y ahí fue cuando dejé de caminar
para dedicarme a soñar.
Lo correcto es no dejar de soñar
pero si, empezar paso a paso a desarrollar
seguir de cada paso a analizarlo
para saber si estuvo bien dado.
y así correctamente evolucionar.
Nunca dejar de soñar y pensar,
para después actuar y revisar.
Que cada paso; estuvo bien dado.
Hace tiempo tuve un sueño
él mismo, que se convirtió en dueño
él mismo, que hoy retomo
para regresar a ser el dueño
de mi vida y de mi tiempo.