El castillo Wichbran era el hogar del rey Greterius y su esposa Helah, vivían junto a sus hijas Garisa y Candida. El rey Greterius un conquistador y un hábil guerrero que en unas de sus invasiones a un reino lejano sustrajo dos cristales mágicos que a primera vista era un valioso botín, y al transcurrir el tiempo les daba lo que estaba en lo más oculto en sus corazones. A los cinco años le salió una verruga en si nariz, por más hechizos y magia extraña que su madre realizó para ayudarla no hizo efecto en ella. La envidia de Garisa envenenó hasta tratar de hacerle daño a su hermana. El odio por su familia se acrecentó al punto de renegar de ella. Desde ese momento juró lealtad a la malvada y manipuladora bruja Salddora. Al robar los Cristales mágicos, el hombre que los custodiaba, le advirtió; ¿Conoce realmente a sus hijas Así el reino quedaría desolado y el castillo Wichbran transformado en espeluznante y terrorífico con murciélagos colgados del techo, telas de arañas en los rincones, y calaveras atravesadas por espadas, pero era sólo un hechizo para alejar a los viajeros curiosos o algún intruso. Era una señal para los integrantes de la familia real que su destino no estaba escrito.