Muere su físico pero se queda su estampa "Michael [...]

Y con ustedes : "En la mira".
NOTA IMPORTANTE : Para la adquisición de cualquier obra de aquí, no se requiere ser suscriptor de Bubok para hacer lo dicho, gracias.Cualquier novela comercial de aquí cuenta con su opción de "visualizar interior" para leer un extracto.
Invito a que visiten mi blog : "lapluma exploradora", allí encontrarán relatos contando las experiencias que me llevaron a escribir estas novelas, como tantos otros ensayos.
Me presento como escritor autodidacta. Me es de gran gusto formar parte de Bubok (desde que inició en España) allá en el 2008, encontrándolo casualmente en el buscador de la red, y a partir de allí tejiéndose muy gratas experiencias en historias de diverso género. Soy mexicano y feliz de que nosotros los autores desde este lado del continente americano contemos con esta maravillosa plataforma de auto-edición y auto-publicación.
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Muy agradecido desde ya para quienes vayan a serlo, o ya sean visitantes de ésta mi página editorial, como de mis ya seguidores lectores.?
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VALORACI?N
En una primera aproximación a En la Mira podemos declarar, sin complejos y
sin miedo a equivocarnos, que se trata de una novela de suspense. Sin embargo, el
mero hecho de vivir bajo esa etiqueta no le hace plena justicia, pues son muchas las
etiquetas que podríamos coser a sus solapas. No faltaríamos a la verdad si declaramos
que En la Mira, se nutre de la herencia nacional de las novelas de la guerra mexicana, y
del fenómeno, ya transnacional, de la novela del narco. Si bien es cierto que ni la guerra
ni el narco tienen presencia directa en el texto.
Con un narrador omnisciente, prácticamente omnipresente y todopoderoso, que en
ocasiones parece conocer absolutamente cada detalle de la trama sin adelantar su
desenlace, Rafael Fernández de Lara Mateos hace gala de un perfecto conocimiento de
la herencia anteriormente señalada con el objeto de denunciar con su prosa la
lamentable situación de algunas regiones mexicanas fuertemente aquejadas por la lacra
de los secuestros, una situación tan parecida a la guerra, ya sea entre narcos o entre
clanes, familias o maras distintas, que el autor se permite el lujo de presentarnos en esa
clave bélica, cargada de elementos propios de la novela de espionaje, con personajes
mercenarios que bien podrían pasar por partisanos o guerrilleros.
Frente al título, el lector se deja imbuir en ese ambiente criminal de la mano del
narrador para reflejar el sinsentido en que un país, una sociedad, vive desamparada
por parte de las autoridades. Fiel reflejo de esto es que uno de los personajes
principales, el empresario Alfonso Alejo no acude a la policía ni a ninguna
organización estatal para solucionar el problema que se le presenta, sino que acude a
una organización criminal de confianza, aún mas poderosa que quienes han cometido
el secuestro, para solucionar la situación con determinación. Violencia contra la
violencia. El crimen legitimado para atajar el crimen.
Para esto, el autor hace uso de una estructura compleja en la que destaca un dilatado y
necesario flash back que prácticamente transciende la mitad de la novela, además de
dotar al texto con múltiples saltos espaciales que provocan en el lector una mayor
comprensión del mismo al proporcionarle así una mayor óptica de todos los hechos.
Dentro de los flashbacks, el autor se siente más cómodo con una narración lineal,
sencilla en lo temporal, y barroquizante en el estilo. Un estilo que produce la sensación
de que el narrador anduvo tejiendo pausadamente con dos buenas agujas una historia
hondamente meditada, sin abandonar el estilo directo, hiriente, como si el narrador
fuera el francotirador que espera oculto, apostado en algún escondite, y bajo la atenta
mirada de la inquisidora mirilla sobre las mentes de sus lectores. Una espera paciente,
pero concisa. Un estilo a todas luces particular, intrínseco a una visión específica del
mundo que solo otorga la convivencia con el perjudicial ambiente que relata y
denuncia el autor.
El gran acierto respecto al uso de flashbacks reside en la perspectiva global que
tenemos de los personajes principales. El autor tiene a bien otorgarnos de esta manera
una amplia visión ya no solo de los hechos sino de los personajes, huyendo de este
modo de la clásica dicotomía bondad/maldad. Nos encontramos en un universo en el
cual todos los personajes son sufrientes, todos son responsables de sus actos, de sus
errores, de sus aciertos, y cargan con ellos hasta que el peso y los acontecimientos
supone una losa insoportable, lo cual no deja de ser el reflejo de la vida misma en sus
múltiples aspectos. Todos sufren, todos son responsables de sus actos, por ello no hay
cabida para la mencionada dicotomía. Aunque bien pudiera hacerse, si el lector tiene
verdadero empeño y/o simpatiza con alguna de las clases sociales, o con alguno de los
personajes en especial, un desglose maniqueo entre bondad y maldad tan poco lógico
como la situación que se denuncia. En ese caso, es muy probable que la lectura que se
está realizando sea superficial, y probablemente malintencionada.
Así pues, en estos personajes que huyen de idealizaciones, que se nos presentan
contradictorios y, en definitiva, coherentes con la naturaleza humana la principal
cualidad, halagadora o denigrante, que amalgama a todos ellos es sin duda el egoísmo.
Todos y cada uno de ellos mantienen una postura egoísta frente a las vicisitudes que la
vida les presenta, únicamente les preocupan los asuntos que a ellos mismos les atañen
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