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Fulgencio Cañas Urbán

Ha llegado el otoño y me siento bien? el otoño de mi vida.

Vivida mi primavera intentando entender lo que no podía entender, intentando descifrar el porqué de las cosas. Vivido ese verano que siento aún ahí cerca, detrás de mí, un verano que a pesar de los pasos en falso, a pesar de los caminos equivocados, me ha hecho entender que a menudo los colores se confunden, al igual que las verdades se funden con las mentiras. Paso a paso, a veces pasos de gigante, a menudo tropezando. Ha llegado el otoño y sus amaneceres llenos de colores ocres y rojizos, suaves y densos. Ha llegado el otoño y sus lluvias refrescantes, sus rayos de sol entre las nubes, y sus arcoíris llenos de promesas por cumplir. Me gustarán los paseos por sus bosques húmedos, la caricia de las hojas caídas de sus ramas formando un manto en el suelo para que mis pies no se llenen de barro. Me gustarán sus suaves olores a tiempo pasado que se resiste a seguir pasando, su luz ámbar entre las ramas, sentarme al borde de ese río que un día fue riachuelo. Y sé que sus atardeceres me sorprenderán por su belleza sin palabras, invitándome a saborear simplemente el tiempo que pasa, sin intentar retenerlo, disfrutando de lo insignificante.

Aprenderé a sonreír, pensando que tarde o temprano el invierno también llegará?