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El antagonista, desde el punto de vista de la narratología, representa a la adversidad se la que el protagonista tiene que sobreponerse. No es en sí mismo malo o bueno y puede ser representado por múltiples entidades. Puede ser un personaje, un grupo e incluso a una institución, una entidad mística e incluso la naturaleza misma. En algunas ocasiones es representado por el protagonista de la historia: un antihéroe.

Tipos de antagonistas

La escritora Diana Morales nos propone esta tipología de antagonistas que podemos encontrar en la narrativa:

1. El rival

Siempre habrá alguien que quiera lo mismo que el héroe. No tiene por qué ser malvado o desearle el mal, simplemente tiene sus propios objetivos y coinciden con los del protagonista. Incluso puede llegar a ser su amigo como Emily, en El diablo viste de Prada.

2. El perseguidor

Literalmente, va detrás del protagonista y esta persecución es la que da tensión a la historia. Es común en las novelas negras. Puede que el protagonista haya hecho algo malo en pasado o haya infringido la ley de alguna forma. Javert, en Los Miserables, es un antagonista perseguidor.

3. El ético

Este tipo de antagonista se interpone al protagonista cuando este decide tomar un camino que no es completamente ético o moral. Por ejemplo, St John Rivers, el fánático que obstaculiza el camino para Jane Eyre.

4. El descarriado

Este antagonista es cercano el protagonista, sin embargo, constantemente lo distrae de su objetivo. Podríamos decir que intenta llevarlo al mal camino. Lisa, en Inocencia interrumpida, podría interpretarse como un ejemplo.

5. El protector

Este antagonista no se opone propiamente al protagonista, solo busca protegerlo. Puede ser una figura paterna o una figura de autoridad para el protagonista. En un ejemplo extraliterario, en Avatar: la leyenda de Aang, Iroh, tío del Zuko, príncipe exiliado de la nación del fuego, que busca constantemente protegerlo del odio que han puesto en el.

6. El entorno

Aunque Diana Morales lo propone como la naturaleza, este antagonista puede tener muchos rostros. Puede ser el Estado, como en 1984 o El cuento de la criada, puede ser una institución, como en El proceso de Kafka, incluso, sí, la naturaleza, como en el caso del excelente ejemplo que propone la escritora: Moby Dick.

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Algunos consejos para crear un buen antagonista

Las tipologías nos dejan el camino trazado para dar vida a quienes esos personajes que se convertirán en némesis de nuestro protagonista. Aun así, podemos rescatar algunos conejos prácticos.

Desarróllalo a profundidad

Este principio aplica también con tu protagonista y cada uno de tus personajes. Evita la tentación del escritor novato de convertir su protagonista en un retablo de virtudes —a veces tantas que incluso resulta desagradable— mientas el antagonista es una mera caricatura en espejo.

Dale motivaciones y una justificación

Su antagonismo puede ser el resultado de un pensamiento de la época, por ejemplo. Volviendo a Los Miserables, Victor Hugo logra un equilibrio perfecto entre Jean Valjean, un ex convicto que luego de estar resentido por la sociedad vuelve al camino del bien gracias a la fe depositada en él, y Javert, un inspector de policía férreo creyente de la ley y la justicia dura que no le permite escapar de su pasado.

Dale una personalidad atractiva

Conviértelo en un personaje que también conecte con el lector. Sin importar sus motivaciones, su personalidad o su complejidad psicológica. En la serie de Harry Potter, Dolores Umbridge es un ejemplo de un antagonista desagradable que encanta al público.

Conceptualízalo en un personaje

Este punto especialmente complejo cuando queremos que el antagonista represente un concepto abstracto como una época o una ideología. Construye un personaje que encarne el problema cuidando que siga siento una persona, con las implicaciones que eso puede tener. Por ejemplo, el pensamiento neonazi y Derek Vinyard en American History X, o el abuso del poder político y el presidente Snow de Los juegos del hambre.

Escribe desde su punto de vista

Incluso si en la versión final no te interesa contar los sucesos desde su perspectiva, te será de utilidad narrar algunos pasajes desde su punto de vista para desarrollarlo adecuadamente. La historia la escriben los vencedores y al lector justo le atrae conocer las dos versiones.

Dale a un arco de personaje

Los protagonistas crecen y evolucionan, los antagonistas también. En El zorro y el sabueso, Daniel P. Mannix, nos encoje el corazón con la historia de Todd y Copper, dos cachorros que crecen juntos pese a que si destino es ser enemigos y es precisamente la transformación de ambos el argumento que conmueve al lector.

¿Ya tienes listo a tu antagonista? En nuestro blog podrás encontrar más consejos para escribir el resto de tu historia.

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