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LOS AÑOS DEL FÚTBOL Y LA VIDA


Los años del fútbol y la vida (2009) es una novela. Conforma la susodicha un libro cuya historia gira entorno al balompié. Ésta comienza con el último partido de la temporada del Esdrid, un modesto club de provincias. Una vez terminado el encuentro, el presidente, Adrián Suárez, medita en soledad durante toda una noche sobre lo acontecido a lo largo de los últimos ocho años: se hace con el timón del club ganando las elecciones, lo transforma, y con ello también la moral y hasta la vida de los aficionados. Esta es una novela que va más allá de lo que es el fútbol como deporte, entendido aquí como un algo sentimental.  ISBN: 978-84-9916-013-9  Depósito Legal: PM 511-2009

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  • Autor: Miguel Álvarez
  • Estado: A la venta en Bubok
  • N° de páginas: 151
  • Tamaño: 150x210
  • Interior: Blanco y negro
  • Maquetación: Rústica
  • Acabado portada: Brillo
  • Descargas: 790
  • Última actualización: 02/10/2022
  • ISBN Libro en papel: 978-84-9916-013-9
    ISBN eBook en PDF: 978-84-9009-469-3
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17 de Junio de 2009 por Anónimo
LIbro recomendable para todo aficionado al fútbol. Una novela en la línea de Nick Hornby y su "Fiebre en las gradas".

"Los años del fútbol y la vida" hace un recorrido a ocho años en la vida de un club, el Esdrid, a través de uno de sus directivos más importantes, Adrián Suárez. Desde su memoria, seremos testigos de cómo un pequeño club logra vencer dificultades y obstáculos hasta subir a Primera División.

Una trama original para un aspecto del fútbol que se ha tratado muy poco en literatura, como es las hondas emociones que esta disciplina deportiva puede despertar en sus seguidores.
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
3 de Abril de 2009 por Anónimo
¿Puede un modesto equipo de Tercera División alcanzar el éxito? Esta es la cuestión que Miguel nos presenta en su novela Los años del fútbol y la vida, un trabajo que nos muestra hasta que punto el Deporte rey es capaz de influir sobre el ánimo de las personas.Cada capítulo que compone el libro representa una temporada de Liga. En los primeros, nos encontramos a un Esdrid modesto, que con la llegada del presidente Adrián Suárez, se convertirá en un equipo dispuesto a comerse el mundo. Y queda claro que lo consigue, pues durante las siguientes temporadas el éxito llamará a su puerta, llegando a codearse con los grandes de Primera División.En algunos pasajes, la obra desprende una agradable sensación a fin de semana (tiempo de fútbol), y sobre todo, a tarde de domingo, cuando a la hora de la siesta, la modorra te hace encender la radio y ponerte a escuchar no sólo los resultados de Primera División, sino también los de la categoría en la que juega el equipo de tu localidad. Esta sensación va convirtiéndose en entusiasmo conforme se acerca la noche, en la que un satisfecho (o decepcionado, pues todo hay que decirlo) aficionado, espera impaciente a que llegue el próximo viernes para contar las horas que faltan para el domingo.Volviendo al contenido de la novela, merecen especial atención los personajes de Pablo, Javier y Félix, tres jóvenes aficionados del Esdrid que van madurando al mismo tiempo que lo hace el club. Así, les veremos disputar sus juveniles partidos de fútbol en las canchas de su colegio (cuánta nostalgia, ¿verdad Miguel?) mientras su equipo asciende categoría; hasta entrar por fin en la Universidad, con un Esdrid ya consolidado en Primera. Si analizamos las andanzas de estos personajes, el título de la novela le va que ni pintado.Dentro de mi valoracion personal, el libro se asemeja más a una crónica deportiva que a una novela. Esto no tiene porque ser necesariamente algo malo, en absoluto (siempre dependiendo del público al que, en un primer momento, quería llegar el autor). La manera en la que está escrita Los años del fútbol... me recordó bastante a la de aquello anuarios ligueros de Don Balón (fíjate si no hace tiempo de esto ni ná) en los que se te explicaba la historia del club que había ganado la última liga, quién había sido el pichichi de la temporada anterior, quién había ganado el Trofeo Zamora, los cambios en las plantillas... así como los himnos y gritos de guerra de cada equipo. En estas mismas referencias, no pueden faltar los anuarios que venían junto al diario Marca al principio de cada temporada y que muchos chavales esperábamos como agua de Mayo.Pese a todo, el problema reside en que ese aire de anuario puede echar para atrás a aquellos lectores a los que el fútbol ni les va ni les viene. Incluso aquellos que sólo sientan curiosidad por este mundillo, la novela tal vez se les haga un poco cuesta arriba y difícil de leer. He de reconocer que algunos pasajes se me hicieron un tanto pesados. También eché de menos algo más de épica. Hubiera estado genial que describieras las sensaciones de los jugadores antes de salir al césped, sobre todo en los partidos en los que el equipo se disputaba el ascenso. Me hubiese gustado ver al simpático Adrián Suárez pendiente de un transistor, escuchando los resultados de los conjuntos rivales, mientras el Esdrid luchaba encarnizadamente por conseguir la victoria. ¡No todos los días un equipo modesto sube a Primera División!Hablemos de la parte formal. El texto está tan impecablemente maquetado que casi da gusto verlo. Eso sí, hay algunas expresiones del tipo "esto es", "por aquel entonces" o "fue y seguirá siendo" que se repiten hasta decir basta, de modo que la narración resulta a veces un poco reiterativa. Esto tiene fácil solución y tampoco es un impedimento para la lectura de la novela, pero es algo que se debe mejorar.Recomendaría Los años del fútbol y la vida a aquellas personas que verdaderamente sientan el fútbol como algo suyo, a los amantes de este deporte en general. Se lo recomendaría a aquella persona que dedica los sábados por la noche a ver por la televisión los partidos de su equipo favorito, ya sea en un bar o en su propia casa, compartiendo una cerveza y una bolsa de aperitivos con sus amigos, al tiempo que destrozan el sillón al grito de ¡¡Gol!!
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